El miedo a la resonancia magnética es muy común. Es lógico, sobre todo si nunca te has metido en ese tubo ruidoso y estrecho o tiendes a agobiarte en espacios cerrados.
Quizá te hayan pedido una RM para aclarar un diagnóstico. Solo de pensar en la máquina puedes notar el corazón acelerado, las manos sudando y un nudo en el estómago.
La buena noticia es que hay muchas formas de hacer la prueba más llevadera. Empiezan por informarte bien y continúan con pequeños trucos durante el examen que reducen la ansiedad y la sensación de claustrofobia.
En el equipo editorial de Pizquita conocemos bien lo que se siente en una resonancia magnética. Sabemos que el ruido, la postura y la espera pueden imponer. Con preparación, apoyo y un plan claro la mayoría de personas completa la prueba sin problemas.
Este artículo es un apoyo práctico y emocional. No sustituye el consejo médico individual. Te ayudará a entender qué se siente en una resonancia, qué puedes hacer para mantener la calma y cuándo comentar tus miedos con el equipo sanitario.
Qué es una resonancia magnética y por qué puede impresionar tanto
Una resonancia magnética es una prueba de imagen que utiliza un imán muy potente y ondas de radio. Permite obtener fotos detalladas del interior del cuerpo sin usar radiación ionizante como en los rayos X.
Durante la prueba te tumbarás en una camilla que entra en un tubo. Escucharás golpes y ruidos bastante fuertes. Además, tendrás que permanecer lo más quieto posible para que las imágenes salgan nítidas.
Esa combinación de espacio cerrado, ruido intenso y sensación de pérdida de control hace que el miedo a la resonancia magnética sea tan frecuente. Ocurre sobre todo en personas con claustrofobia o que ya llegan preocupadas por el resultado.
En muchos hospitales y centros de diagnóstico te explican previamente la duración aproximada de la prueba y cómo podrás comunicarte con el personal. También detallan qué medidas de seguridad se aplican para que todo sea lo más cómodo y seguro posible.
Qué debes saber: aunque impresiona, la resonancia magnética es una prueba muy utilizada. Tiene protocolos de seguridad estrictos y equipos acostumbrados a acompañar a personas nerviosas o con claustrofobia.
| Lo que ayuda | Lo que complica la prueba |
|---|---|
| Saber cuánto dura la resonancia y en qué consiste | Llegar sin información y con ideas catastrofistas |
| Poder hablar antes con el equipo de radiología | Callarse el miedo a la resonancia magnética por vergüenza |
| Tener claro que puedes avisar si lo estás pasando mal | Pensar que “si entras, no podrás salir hasta el final” |
| Practicar respiraciones calmadas antes de entrar | Llegar corriendo, con prisa y sin tiempo para relajarte |
| Confiar que las molestias son temporales | Anticipar solo escenarios negativos y dolorosos |
| Llevar ropa cómoda y sin objetos metálicos | Ir incómodo, con frío o con accesorios que tendrás que quitarte |
Prepararte antes de la cita si tienes miedo a la resonancia magnética
Una parte importante de la claustrofobia en resonancia magnética se reduce cuando sabes qué te van a hacer. También ayuda conocer cuánto durará y qué puedes hacer tú para manejar mejor los nervios.
Antes de la prueba conviene resolver todas las dudas y organizar el día para no llegar con prisas. Así podrás preparar pequeños recursos de calma que usarás en la sala de espera y justo antes de tumbarte en la camilla.
Informarte bien cuando tienes miedo a la resonancia magnética
Entender por qué te han pedido la prueba y qué información aporta puede cambiar la mirada. Ayuda a ver la resonancia como una herramienta a tu favor y no como un castigo.
Puedes preguntar a tu médico cuánto tiempo se prevé que dure la prueba y si será con contraste o sin él. También puedes pedir que te expliquen qué ruidos escucharás y si existe la opción de hacerla en una máquina más abierta si tu claustrofobia es intensa.
Muchos centros explican en folletos o en su web qué se siente en una resonancia. Suelen detallar las fases de la prueba y aclaran que siempre hay comunicación con el personal de radiología durante el estudio.
Consejo rápido: lleva apuntadas en el móvil tus dudas sobre la resonancia magnética. Enséñaselas a tu médico o al técnico antes de la prueba. Así evitas que los nervios te dejen en blanco.
Hablar con el equipo médico sin vergüenza
No es raro sentirse ridículo al decir “tengo pánico a los tubos”. Para el personal de radiología es información clave. Lo escuchan a diario y no eres un caso raro ni una molestia.
Cuanto antes comentes que tienes claustrofobia resonancia magnética, más margen tendrán para adaptarse. Pueden explicarte más despacio, ofrecerte una manta o música y parar si lo necesitas. En algunos casos incluso pueden plantear sedación ligera.
Si tu historial de ansiedad es importante o ya has tenido experiencias muy malas en otras exploraciones, coméntalo. Tu médico de familia o tu especialista puede anotarlo en el informe para que el equipo lo tenga presente desde el inicio.
Pequeñas ayudas antes de entrar en la sala
Hay detalles sencillos que marcan la diferencia. Uno es ir al baño justo antes de la prueba para no preocuparte por las ganas de orinar mientras estás dentro del tubo.
Muchas personas se tranquilizan llevando un acompañante al hospital, aunque luego esa persona se quede fuera de la sala durante la prueba. Saber que alguien espera fuera reduce la sensación de estar solo con el miedo.
Otra opción es llevar una pelota antiestrés o un objeto pequeño para apretar en la mano. Debe ser algo que no interfiera con la prueba y que el centro autorice. Es importante que no contenga partes metálicas.

Técnicas para mantener la calma durante la resonancia magnética
Una vez dentro de la máquina, los nervios pueden subir porque el ruido se vuelve intenso y la sensación de encierro se hace muy evidente. Aun así, puedes aplicar varios trucos para relajarse en una resonancia.
Lo más importante es recordar que puedes comunicarte en todo momento con el personal. La prueba es limitada en el tiempo y no estás atrapado. Solo debes permanecer inmóvil para que las imágenes salgan bien.
Controlar la respiración cuando hay miedo a la resonancia magnética
Una de las técnicas más útiles es centrarte en una respiración lenta y regular. Puedes contar mentalmente mientras inspiras y espiras para desviar la atención del ruido y del espacio cerrado.
En la sala de espera puedes practicar respiraciones diafragmáticas sencillas. Inhala por la nariz en cuatro tiempos, mantén dos segundos y suelta el aire por la boca en seis tiempos. Hazlo siempre dentro de lo que te resulte cómodo.
Si en algún momento notas que la ansiedad sube durante la prueba, vuelve a ese patrón de respiración. Céntrate en el ritmo del aire en lugar de en los pensamientos de “no aguanto más”.
Truco práctico: antes de la cita graba en tu móvil una nota de voz guiando tu propia respiración. Memoriza ese tono. Luego, durante la resonancia, repite mentalmente el mismo ritmo para anclarte a algo familiar.
Plan de 60 segundos: si notas que la ansiedad sube dentro de la máquina, aplica esta mini rutina rápida paso a paso.
- Respira despacio tres o cuatro veces. Intenta alargar un poco más la salida del aire que la entrada.
- Cierra los ojos si no lo estaban ya y lleva la atención a la sensación del aire entrando y saliendo.
- Repite una frase ancla en tu cabeza. Por ejemplo: “Esto es incómodo, pero estoy seguro y solo dura un rato”.
- Decide la señal que usarás con el técnico si ves que sigues muy agobiado. Así podrás parar sin sentirte culpable.
Visualización y música como distracción
Muchos centros permiten escuchar música con auriculares o cascos específicos para resonancia. Preguntar por esta opción forma parte de los mejores consejos antes de una RM si ya sabes que te agobias con facilidad.
Cerrar los ojos desde antes de que la camilla empiece a moverse también ayuda. Evita que veas el interior del tubo y reduce la sensación de encierro. Algunas personas incluso prefieren imaginar que están en otro lugar.
Puedes construir una “película mental” con recuerdos agradables. Por ejemplo, una comida especial o un paseo tranquilo. Repasa detalles de colores, olores y sonidos mientras la máquina hace su trabajo alrededor.
Comunicación y sensación de seguridad dentro del equipo
Antes de empezar te explicarán cómo avisar si lo estás pasando mal. Normalmente usarás un timbre o una pera de seguridad que puedes apretar para interrumpir la prueba.
Saber que hay alguien mirándote desde la cabina y que te escucha por el interfono reduce la sensación de indefensión. También ayuda que puedan hablarte entre secuencias si lo necesitas.
Si te ayuda, puedes pedir que te vayan indicando cuánto falta. Por ejemplo, cada pocos minutos o al terminar cada bloque de imágenes. Así el tiempo no se te hace infinito.
Qué le digo al técnico: puedes usar una frase como esta para romper el hielo y que sepan cómo ayudarte: “Me da bastante miedo la resonancia y me agobio en espacios cerrados. ¿Podéis estar atentos por si necesito parar y avisarme de cuánto queda, por favor?”.
| Estrategias dentro del tubo | Objetivo principal |
|---|---|
| Respirar contando tiempos | Reducir taquicardia y sensación de ahogo |
| Cerrar los ojos desde el principio | Disminuir la percepción de espacio cerrado |
| Escuchar música relajante si es posible | Desviar la atención del ruido de la máquina |
| Apretar una pelota antiestrés | Canalizar la tensión en un gesto concreto |
| Pedir que te hablen entre secuencias | Sentirte acompañado y menos vulnerable |
| Recordar que puedes parar si lo necesitas | Rebajar el miedo a “quedarte atrapado” |
Opciones si el miedo a la resonancia magnética es muy intenso
Hay personas para las que todo esto no es suficiente. La claustrofobia resonancia magnética puede ser tan fuerte que la idea de entrar en el tubo bloquea por completo.
En esos casos conviene hablar con tu médico con tiempo para valorar alternativas. Pueden ir desde máquinas más abiertas hasta distintas formas de apoyo farmacológico o psicológico.
Sedación ligera y resonancia magnética abierta
En algunos hospitales se ofrece sedación ligera o ansiolíticos pautados por el médico para personas con ansiedad severa. Siempre se hace bajo control y con las precauciones de seguridad que exige este tipo de prueba.
También existen equipos de resonancia abiertos o con túneles más anchos. Reducen la sensación de estar “encerrado”, aunque no están disponibles en todos los centros ni sirven para todas las indicaciones.
Si te planteas estas opciones, coméntalo siempre con tu especialista o con el médico que ha solicitado la prueba. Él valorará riesgos y beneficios en tu caso concreto.
Aviso importante: no tomes por tu cuenta pastillas “para relajarte” antes de la resonancia. Las decisiones sobre medicación y sedación deben estar siempre supervisadas por el equipo médico.
Apoyo psicológico y terapia para la claustrofobia
Si el miedo a la resonancia magnética forma parte de una claustrofobia más amplia o de un trastorno de ansiedad, puede ser útil trabajar estas sensaciones con un profesional de salud mental antes de la prueba.
Las técnicas de exposición gradual, la revisión de pensamientos catastrofistas y el entrenamiento en relajación se usan con frecuencia en este tipo de situaciones médicas. Ayudan a que el cuerpo y la mente no reaccionen con tanta alarma.
Además, tomarse en serio el descanso, la hidratación y el cuidado físico general ayuda a llegar a la cita en mejores condiciones emocionales. Cuidar esos aspectos básicos refuerza el trabajo que puedas hacer con tu psicólogo o psiquiatra.
Qué no hacer si sientes claustrofobia en la resonancia magnética
Cuando nos asustamos tendemos a tomar decisiones rápidas y poco meditadas. En una prueba médica conviene evitar esos impulsos para no poner en riesgo tu salud ni complicar el diagnóstico.
Algunas conductas aumentan innecesariamente la ansiedad o hacen que la prueba tenga que repetirse. Eso supone más desgaste físico y emocional.
Por qué no conviene automedicarse para la resonancia magnética
Tomar por tu cuenta pastillas para dormir, ansiolíticos de un familiar o remedios “fuertes” para los nervios puede ser peligroso. Puede interferir con otras medicaciones, con tus enfermedades de base o con las indicaciones del anestesista.
En lugar de improvisar, lo prudente es comentar con tu médico tus miedos. Pregunta si ve adecuado algún apoyo farmacológico concreto, con dosis y horarios ajustados a tu situación.
Esta misma prudencia se aplica a la comida, la bebida y el alcohol en los días previos. En algunas personas pueden alterar el sueño, la presión arterial o la sensación física de ansiedad justo antes de entrar al escáner.
Evitar decisiones impulsivas durante la prueba
Si en medio del estudio sientes que los nervios suben, el primer paso no es salir corriendo. Lo mejor es avisar al personal con el sistema de llamada para que puedan hablar contigo y ver qué necesitas.
En ocasiones basta con parar unos segundos, recolocarte ligeramente o recordarte cuánto queda. Esas pequeñas pausas pueden reducir la ansiedad y permitir que continúes sin tener que repetir la cita otro día.
Cuando el resultado de la resonancia es importante para aclarar síntomas persistentes, como cefaleas, mareos o problemas auditivos, merece la pena hacer un esfuerzo conjunto con el equipo. Así aumentan las posibilidades de completar la prueba de forma segura.
| Conductas a evitar | Alternativa recomendable |
|---|---|
| Tomar ansiolíticos sin pautar por el médico | Consultar con el profesional que indica la prueba |
| Callar la claustrofobia por vergüenza | Avisar al personal desde el inicio de la visita |
| Salir del tubo sin avisar ni comunicar el malestar | Usar el timbre o la pera de seguridad para pedir ayuda |
| Llegar con resaca, exceso de café o sin dormir | Cuidar descanso, hidratación y alimentación los días previos |
| Buscar solo opiniones alarmistas en internet | Priorizar fuentes fiables y la explicación del equipo sanitario |
| Posponer la prueba indefinidamente por miedo | Plantear tus dudas y acordar un plan de apoyo para realizarla |
Resumen de ideas clave para tu próxima resonancia magnética
Llegamos al final y es buen momento para ordenar las ideas en pocas frases prácticas. Así podrás revisarlas unos días antes de tu cita.
En resumen: el miedo a la resonancia magnética es muy frecuente. Con información clara, apoyo del equipo sanitario y algunas estrategias de respiración y distracción es posible completar la prueba con mucha más calma de la que imaginas ahora.
- La resonancia es ruidosa y puede impresionar, pero es una herramienta clave para cuidar tu salud.
- Hablar del miedo desde el principio ayuda a que el equipo adapte la prueba y esté especialmente pendiente de ti.
- Practicar técnicas de respiración y visualización antes de la cita te da recursos para el momento clave.
- Si tu claustrofobia resonancia magnética es intensa, pregunta por opciones como sedación ligera o equipos más abiertos.
- Evita automedicarte y no tomes decisiones impulsivas durante la prueba. Pide ayuda si notas que la ansiedad sube.
- Cuidar el descanso, la hidratación y otros hábitos saludables facilita que tu cuerpo tolere mejor cualquier exploración médica.
- Recuerda que tu bienestar emocional también importa. Pedir apoyo psicológico no es exagerar, es cuidar de ti.
Más datos
Si en paralelo te preocupa tu salud en general, puedes profundizar en otros temas que ya hemos tratado. Uno es cómo reducir la grasa abdominal con los años. Otro asunto del que hemos hablado es cómo cambian fármacos y alcohol según la estación. Te puede interesar también el tema omega 3 y cerebro en mujeres con riesgo de alzhéimer, donde explicamos cómo interpretar la información científica sin alarmismo. Puedes contrastar con la explicación para pacientes sobre resonancia magnética de MedlinePlus.
Y si tu miedo se mezcla con cansancio, niebla mental o molestias físicas, quizá te interese revisar otros recursos. Hemos hecho un artículo sobre niebla mental ligada a falta de hierro. También hemos tratado las bebidas que acaban manchando los dientes. Todos los artículos comparten la misma idea: entender mejor tu cuerpo para tomar decisiones informadas junto a profesionales.
En definitiva, el miedo a la resonancia magnética no te define ni tiene por qué decidir por ti. Puedes ir paso a paso, con ayuda. Una prueba que ahora ves gigantesca puede convertirse en un rato incómodo pero manejable al servicio de tu salud.
Este artículo tiene carácter informativo y no sustituye en ningún caso el consejo de tu médico ni de un profesional de salud mental.

