Si llevas tiempo con gases, hinchazón, diarrea o molestias digestivas, es normal que las pruebas de intolerancia alimentaria te llamen la atención. Ves anuncios de tests en sangre, kits para hacer en casa y listas interminables de alimentos “prohibidos”, y es lógico que te preguntes si ahí estará por fin la respuesta a lo que te pasa.
Sin embargo, no todas las pruebas que se venden como “de intolerancia” significan lo mismo ni ofrecen la misma calidad de información. Algunas tienen una base científica clara, otras son discutibles y unas cuantas, directamente, no han demostrado utilidad real a la hora de mejorar tus síntomas.
En el equipo editorial de Pizquita vemos a menudo el mismo patrón: personas que llegan con informes larguísimos de supuestas intolerancias alimentarias y, aun así, siguen sin entender por qué se encuentran mal. A veces han gastado bastante dinero y, para colmo, ahora comen con miedo.
Por eso, en este artículo vamos a aterrizar qué pueden aportar de verdad las pruebas de intolerancia alimentaria, qué límites tienen y cómo encajan en un plan sensato para cuidar tu digestión. Nuestro objetivo es que puedas decidir con calma, sabiendo qué preguntas hacer y cuándo tiene sentido acudir a un profesional.
Este contenido es informativo y se basa en fuentes médicas y científicas, pero las decisiones sobre pruebas y diagnósticos siempre deben tomarlas profesionales sanitarios que conozcan tu caso concreto.
Índice del artículo
Qué es exactamente una prueba de intolerancia alimentaria
Cuando se habla de pruebas de intolerancia alimentaria en anuncios o redes sociales, en realidad se están mezclando cosas muy distintas. Bajo ese nombre caben desde pruebas digestivas realizadas en un hospital hasta tests comerciales que compras por internet y haces en casa con una gota de sangre.
Para entendernos mejor, conviene agruparlas en tres grandes bloques. Así podrás situar rápidamente qué te están ofreciendo cuando ves una promoción o cuando te lo propone alguien en consulta.
- Pruebas digestivas con respaldo científico, como algunos test de aliento para lactosa o fructosa.
- Pruebas de alergia, que estudian reacciones inmunológicas y no son lo mismo que una intolerancia digestiva.
- Tests comerciales que miden IgG frente a alimentos u otras variables, con una evidencia limitada o directamente negativa.
Qué debes saber: el nombre “prueba de intolerancia alimentaria” no garantiza nada por sí solo; lo importante es qué mide exactamente el test, cómo se interpreta y quién se encarga de hacerlo.
Las pruebas digestivas con respaldo se usan en hospitales o clínicas especializadas y suelen formar parte de un estudio más amplio. En cambio, muchos tests comerciales se venden como un “paquete milagro” que promete descubrir todas tus intolerancias de una vez. Esa promesa suena tentadora, pero simplifica demasiado un problema que suele ser complejo.
Cuando los resultados de las pruebas no acaban de explicar tus síntomas, puede que parte del problema esté en cómo responden tus nervios al día a día. En ese caso, te vendrá bien repasar cómo se relacionan estrés y digestión en la vida real y qué cambios sencillos pueden marcar diferencia.
Diferencia entre alergia, intolerancia y sensibilidad
Antes de buscar un test de intolerancias fiable, es clave entender la diferencia entre alergia e intolerancia. Si mezclamos estos conceptos, es fácil esperar de las pruebas cosas que no pueden ofrecer.
Una alergia alimentaria implica una reacción del sistema inmunitario frente a una sustancia que identifica como peligrosa. Suele mediarse por anticuerpos IgE y puede provocar desde urticaria y picores hasta dificultad para respirar o anafilaxia. Por eso, siempre es un tema serio que requiere evaluación médica.
En cambio, una intolerancia alimentaria suele tener que ver con problemas para digerir o procesar ciertos componentes de los alimentos. Puedes tener déficit de una enzima, como la lactasa en la intolerancia a la lactosa, o reaccionar a determinadas sustancias naturales o aditivos. Los síntomas se concentran en el aparato digestivo: gases, hinchazón, dolor abdominal o cambios en el ritmo intestinal.
| Alergia alimentaria | Intolerancia alimentaria |
|---|---|
| Reacción del sistema inmunitario, a veces grave | Problema de digestión o absorción de un componente |
| Puede causar síntomas respiratorios o generalizados | Síntomas sobre todo digestivos: gases, hinchazón, diarrea |
| Se estudia con pruebas de alergia específicas | Se estudia con pruebas digestivas o cambios dietéticos |
| Requiere evitar estrictamente el alimento implicado | Suele permitir cierta tolerancia según la cantidad |
El término “sensibilidad” se usa cuando no encaja una alergia clara ni una intolerancia típica, pero la persona nota que ciertos alimentos le sientan mal. A veces se habla de sensibilidad al gluten no celíaca o sensibilidad a FODMAPs. Es un campo en evolución y, por eso, verás mensajes muy distintos en medios y redes.
Si tienes síntomas digestivos repetidos sin diagnóstico claro, puede ayudarte repasar información sobre intolerancias alimentarias ocultas y, a la vez, consultar fuentes oficiales como la información sobre alergias e intolerancias de AESAN. Aun así, quien debe decidir qué pruebas necesitas es siempre un profesional sanitario.
Tipos de pruebas de intolerancia alimentaria más frecuentes
Cuando empiezas a buscar pruebas de intolerancia alimentaria, te encuentras con una mezcla de opciones médicas serias y tests comerciales muy llamativos. Para no perderte, vamos a revisar los tipos más habituales y qué lugar ocupan en la práctica real.
Pruebas de intolerancia alimentaria con respaldo científico
Dentro de las pruebas con respaldo científico entran sobre todo los test de aliento para azúcares concretos y algunas exploraciones que tu médico digestivo puede solicitar según tu historia clínica. No son pruebas milagro, pero sí herramientas útiles en casos bien escogidos.
- Test de aliento para lactosa: se toma una cantidad conocida de lactosa y después se mide el hidrógeno (y a veces el metano) en el aire exhalado. Un aumento de estos gases puede indicar malabsorción de lactosa.
- Test de aliento para fructosa u otros azúcares: funcionan de forma similar y ayudan a valorar la capacidad de absorber fructosa, sorbitol u otros carbohidratos.
- Otras pruebas digestivas: según los síntomas, el especialista puede pedir análisis de sangre, pruebas de imagen o estudios de enfermedad celíaca, entre otros.
Consejo práctico: si algún profesional te propone un test de aliento, pide que te expliquen qué azúcar se estudia, qué significa un resultado positivo y cómo se integrará en tu plan de alimentación.
| Pruebas más orientativas | Limitaciones habituales |
|---|---|
| Test de aliento para lactosa o fructosa | No explican por sí solos todos los síntomas digestivos |
| Estudios indicados por digestivo o alergólogo | Requieren historia clínica completa y seguimiento |
| Analíticas y pruebas de imagen seleccionadas | Pueden salir normales aunque haya malestar funcional |
| Evaluación global del aparato digestivo | No siempre hay una causa única y sencilla |
Estas pruebas se utilizan dentro de un contexto clínico concreto, no como un producto suelto. Además, suelen apoyarse en recomendaciones de sociedades científicas y en documentos de práctica clínica, lo que les da un respaldo que muchos tests comerciales no tienen.
Pruebas de intolerancia alimentaria con IgG alimentos
El gran foco de polémica en el mundo de las pruebas de intolerancia alimentaria son los tests de IgG alimentos. Se trata de análisis de sangre que miden anticuerpos IgG frente a docenas o cientos de alimentos y después clasifican cada uno como “tolerado”, “a vigilar” o “a evitar”.
Sobre el papel suena muy atractivo: un solo análisis que promete señalar de forma exacta qué alimentos te sientan mal. Sin embargo, varias sociedades científicas han insistido en que la presencia de IgG frente a un alimento no indica, por sí sola, intolerancia. En muchas personas refleja exposición y tolerancia, es decir, que lo comes con frecuencia sin problemas aparentes.
De hecho, la Sociedad Española de Patología Digestiva ha publicado documentos en los que desaconseja el uso de estos tests como herramienta principal para evaluar intolerancias. Puedes consultar uno de estos comunicados en la propia web de la SEPD, donde se explican los riesgos de fiarse solo de estos análisis.
Aviso importante: basar tu dieta únicamente en un test de IgG alimentos puede llevarte a eliminar muchos alimentos sin necesidad, aumentar la ansiedad con la comida y retrasar diagnósticos importantes.
Otras pruebas comerciales de intolerancia con poca evidencia
Además de los tests de IgG, proliferan otros tests de intolerancia alimentaria que prometen detectar problemas con una gota de sangre, un mechón de pelo o aparatos de “biorresonancia”. A menudo se acompañan de un lenguaje muy técnico que suena científico, pero sin estudios sólidos que lo respalden.
- Equipos que supuestamente miden “frecuencias” o “energías” y dan listas de alimentos a evitar.
- Análisis de cabello que prometen detectar intolerancias o déficits de todo tipo.
- Tests en farmacia o por internet que ofrecen resultados complejos sin un profesional que los interprete.
El problema no es solo el coste económico. Además, estos informes pueden empujarte hacia dietas muy restrictivas, que complican tu vida social y aumentan el miedo a comer. Mientras tanto, causas más probables, como el síndrome de intestino irritable, la celiaquía o incluso el efecto del estrés crónico, quedan sin explorar.
Qué pueden decirte de verdad estas pruebas de intolerancia alimentaria
Con todo lo anterior, la pregunta clave es qué información útil puede darte una prueba de intolerancia alimentaria bien indicada. Y, al mismo tiempo, qué no deberíamos pedirle para no llevarnos decepciones ni agobios innecesarios.
En manos de un profesional, las pruebas bien escogidas pueden ayudarte a confirmar o descartar sospechas concretas. Por ejemplo, pueden apoyar la idea de que ciertas cantidades de lactosa o fructosa te resultan difíciles de digerir y conviene ajustarlas temporalmente.
También aportan datos objetivos que se integran con tu historia clínica, tu medicación, tu estado emocional y tu estilo de vida. De esta forma, el resultado de la prueba no se interpreta en el vacío, sino junto con todo lo que ocurre en tu día a día.
| Lo que realmente aportan | Lo que no pueden hacer |
|---|---|
| Ayudar a confirmar sospechas concretas | Garantizar que nunca volverás a tener síntomas |
| Ofrecer datos objetivos para el médico | Sustituir una historia clínica completa |
| Orientar cambios dietéticos razonables | Justificar dietas extremas sin supervisión |
| Servir de punto de partida para un plan | Dar un diagnóstico definitivo por sí solas |
En resumen: las pruebas de intolerancia alimentaria son herramientas, no soluciones mágicas. Su verdadero valor aparece cuando se interpretan junto a tus síntomas, tu dieta, tu nivel de estrés y tu historia médica.
Desde la experiencia del equipo editorial de Pizquita, muchas personas cuentan que lo más útil no fue el nombre exacto de la prueba, sino la conversación que vino después con el especialista. Esa cita les ayudó a entender mejor qué rol jugaba la alimentación en sus síntomas y qué cambios merecía la pena mantener a largo plazo.
Dieta de eliminación y diario de alimentos como herramientas
Más allá de las pruebas de intolerancia alimentaria, hay dos herramientas sencillas pero potentes: la dieta de eliminación y el diario de alimentos y síntomas. Cuando se usan bien, pueden complementar lo que dicen los test y dar pistas muy útiles.
Una dieta de eliminación bien planteada no consiste en dejar de comer medio supermercado “por si acaso”. En realidad, sigue una estructura ordenada, con una retirada temporal y una reintroducción posterior para comprobar qué alimentos influyen de verdad en tus síntomas.
- Primero se eligen, junto al profesional, los grupos de alimentos que se van a retirar.
- Después se mantiene la eliminación durante un tiempo limitado, observando cómo evolucionan los síntomas.
- Por último, se reintroducen los alimentos uno a uno o por grupos, anotando si vuelve la molestia.
En paralelo, el diario de alimentos y síntomas sirve para registrar qué comes, cuándo aparecen las molestias, qué nivel de estrés y digestión manejas cada día y otros factores como el sueño o la actividad física. Si quieres profundizar más, puedes combinarlo con recursos de asociaciones de pacientes o con información de organismos oficiales, que suelen insistir en evitar el autodiagnóstico y las dietas extremas.
| Buen uso de la dieta | Uso que conviene evitar |
|---|---|
| Retirada temporal, planificada y supervisada | Eliminar muchos alimentos sin criterio claro |
| Reintroducción ordenada para confirmar sospechas | Mantener restricciones indefinidas por miedo |
| Registro de lo que comes y cómo te encuentras | Confiar solo en la memoria o en impresiones |
| Apoyo de un profesional de salud o nutrición | Hacer cambios radicales guiado solo por internet |
Truco práctico: si decides anotar lo que comes, incluye también situaciones de estrés, cambios de horario y calidad del sueño. Muchas veces la clave no está solo en lo que hay en el plato.
Hacer una dieta de eliminación por tu cuenta, con muchas restricciones y sin acompañamiento, puede llevar a carencias nutricionales y a una relación cada vez más tensa con la comida. Por eso, suele ser mejor reservar ese esfuerzo para cuando un profesional lo considera útil y puede guiarte paso a paso.

Cuándo ir al alergólogo o al médico digestivo y hacerse pruebas de intolerancia alimentaria
Otra duda muy frecuente es cuándo conviene pasar de la observación casera a pedir cita con un especialista. Aunque cada caso es distinto, hay situaciones en las que es especialmente recomendable consultar con un alergólogo o un médico digestivo.
- Síntomas digestivos repetidos (hinchazón, gases, diarrea o estreñimiento) que se alargan semanas o meses.
- Reacciones bruscas tras comer, como urticaria, inflamación de labios o lengua, dificultad para respirar o mareos.
- Pérdida de peso sin motivo aparente o sensación de cansancio extremo mantenido.
- Presencia de sangre en las heces, fiebre o dolor abdominal intenso.
En esa consulta puede ayudarte llevar apuntadas algunas preguntas. Así aprovechas mejor el tiempo y evitas quedarte con dudas importantes en el tintero.
- “¿Tiene sentido hacer alguna prueba en mi caso o empezamos por cambios en la dieta?”
- “¿Qué test de intolerancias fiable podría ayudar a entender lo que me ocurre?”
- “¿Hay síntomas de alarma que debamos descartar antes de pensar en intolerancias?”
- “¿Cómo interpretaremos juntos los resultados para no obsesionarme con la comida?”
| Motivos para consultar | Qué puedes comentar |
|---|---|
| Síntomas digestivos persistentes o intensos | Desde cuándo los notas, con qué alimentos empeoran |
| Reacciones llamativas tras comer | Situaciones concretas, fotos de lesiones si las tienes |
| Pérdida de peso o cansancio marcado | Cambios de apetito, ritmo intestinal y energía |
| Preocupación por tu relación con la comida | Miedos, restricciones y cómo afectan a tu día a día |
Detalle importante: si aparecen síntomas de alarma como sangre en heces, fiebre, dolor intenso o dificultad para respirar, no esperes a ver si mejoran solos. En esos casos, acude de inmediato a los servicios de urgencias o contacta con tu médico.
Los especialistas pueden ayudarte a decidir si tiene sentido hacer algunas pruebas de intolerancia alimentaria, si es mejor empezar por ajustes sencillos en tu alimentación o si conviene descartar primero otras patologías que nada tienen que ver con intolerancias.
Claves prácticas antes de pagar por una prueba
Cuando llevas tiempo con molestias y no encuentras respuestas, es lógico que cualquier test te parezca una salida rápida. Aun así, tomar un poco de distancia y ordenar las ideas suele ahorrar dinero, frustraciones y dietas innecesariamente complicadas.
- Prioriza las pruebas con respaldo científico, como los test de aliento y las exploraciones indicadas por tu digestivo o alergólogo.
- Mira con lupa los tests milagro que prometen arreglarlo todo con una gota de sangre, un mechón de pelo o aparatos de biorresonancia.
- Sé prudente con los paneles de IgG alimentos; la evidencia actual no los respalda como herramienta diagnóstica principal.
- Valora empezar por cambios sencillos en tu dieta, un diario de síntomas y la revisión de otros factores como el estrés o el sueño.
- Evita las dietas extremas por tu cuenta, sobre todo si se basan solo en un informe comercial difícil de interpretar.
- Consulta con profesionales si tienes síntomas de alarma, reacciones llamativas o malestar persistente que afecta a tu vida diaria.
- Recuerda que ningún test es perfecto; las pruebas siempre se interpretan en el contexto de tu historia y tus circunstancias.
Qué puedes hacer ahora: si estás pensando en un test, anota tus síntomas, revisa tu alimentación, consulta fuentes fiables y lleva tus dudas a un profesional de confianza antes de pagar por cualquier prueba de intolerancia alimentaria.
En definitiva, las pruebas de intolerancia alimentaria pueden ser una pieza útil del puzle, pero no son una varita mágica. Con buena información, acompañamiento profesional y cambios razonables en tu día a día es más fácil encontrar un equilibrio digestivo que tenga sentido para ti.
Este artículo tiene carácter informativo y no sustituye en ningún caso el consejo de un profesional sanitario. Ante cualquier duda sobre tu salud digestiva o sobre qué pruebas realizar, consulta siempre con tu médico o especialista de referencia.
Preguntas frecuentes sobre pruebas de intolerancia alimentaria
¿Qué prueba de intolerancia alimentaria es más fiable?
Las pruebas con más respaldo científico son las indicadas por tu médico para sospecha de alergia o intolerancia concreta, como los test de aliento para lactosa o fructosa, las pruebas cutáneas o las analíticas específicas. Siempre deben formar parte de una valoración clínica completa, no comprarse por tu cuenta sin diagnóstico.
¿Son fiables los test de intolerancias con IgG alimentos?
Los test de intolerancias que miden IgG frente a muchos alimentos no cuentan con respaldo científico sólido para diagnosticar intolerancias. En muchos casos reflejan solo exposición previa a esos alimentos. Por eso, las sociedades científicas recomiendan no basar una dieta ni un diagnóstico únicamente en este tipo de pruebas.
¿Cuándo tiene sentido hacer una dieta de eliminación?
Una dieta de eliminación puede tener sentido cuando tu médico o tu dietista-nutricionista la plantean de forma ordenada, con una fase de retirada temporal y otra de reintroducción controlada. Hacerla por tu cuenta, sin guía profesional ni objetivos claros, aumenta el riesgo de restricciones innecesarias y carencias nutricionales.
¿Debo fiarme de cualquier prueba de intolerancia que veo en internet?
No. Muchas pruebas comerciales prometen detectar intolerancias a decenas de alimentos sin explicar bien qué miden ni qué utilidad real tienen. Antes de pagar por un test, consulta con tu médico o con un especialista en digestivo o alergología para saber qué pruebas de intolerancia alimentaria están recomendadas en tu caso concreto.
Sobre el equipo editorial de Pizquita: este contenido ha sido elaborado por nuestro equipo editorial especializado en salud y bienestar, revisando fuentes oficiales como AESAN, SEPD y guías clínicas actuales.

